lunes, 15 de enero de 2007

Pleno al 15

El domingo cerré el doblete del fin de semana. Después de celebrar el cumpleaños de M. la noche anterior (he de reconocer que me achiqué en tablas en el tercer toro de la noche, no quiero imaginar qué habría sido de mí en caso de haber llegado a casa un poco después). Con algo más de absolut en las venas me entregué a Morfeo algo antes de las 4 de la mañana.

9.30. Suena el despertador. No me hace falta, porque llevo una hora dando vueltas en la
cama. Me levanto a la primera. Me palpo la frente: no tengo fiebre, pero estoy empezando a estar enfermo. O mejor, a ser un enfermo. Me monto en el coche y llego a casa de A. , vecino de barrio y más enfermo que yo, todavía me saca una ventaja generosa que dudo (y espero) no recuperar nunca. Después nos recoge F. en su coche (chulísimo, por cierto) y ponemos rumbo a Tres Cantos (son las 10.30 y hay media hora larga desde nuestro barrio hasta la zona de la salida, pero nosotros, como la familia real, llegamos justos de tiempo, para la foto). Como más vale prevenir, le pido a O. que nos recoja los dorsales.

11.15 Llegamos a la zona de salida y nos encontramos a J.L. ,
que a todo el mundo suena de la tele. Se despide de la novia y se pone en traje de corto. Es fucsia, en un claro homenaje a los 80. Nada más verlo me maldigo por olvidar las gafas de sol en casa. Todo el mundo nos mira, no sé si porque J.L. es conocido o, simple y llanamente, porque es imposible mirar hacia otro lado.

Nos encontramos a O. en la salida y brincamos aleg
rs calentando hacia la salida. La salida de los 15 de Tres Cantos se realiza en las dos aceras de una avenida. Intento entonar un "hola fondo norte" pero esto no es el fútbol y el colega de al lado me mira raro. La única diferencia entre ambas salidas la constituye el arco. A nosotros nos ha tocado Coca-Cola, a ellos, Aquarius. Echo un pis minutos antes de salir y nos tomamos el pulso. No literalmente, sino de cara a la carrera. Si pudiéramos grabarnos, a alguno se le caería la cara de vergüenza escuchando las declaraciones post-partido:

A. : "Yo quiero salir a 5', aguantar unos cuantos km. y bajar poco a poco, para hacer sub 1h10'.

F. : "Yo con un sub-12 me conformo"

O. : "Ése es el carro a seguir".

M. : "Amén".


J.L. : "Yo el año pasado hice 1h08' y no es plan de bajar, habrá que pegarle un poquito".

Aún cubiertas las cartas, sabemos quién va de farol y quién lleva tres ases de mano. En medio de la confusión escuchamos un ¡pum!, y marica el último.

El primer ki
lómetro transcurre tranquilo, 4'55" clavados. Un tío se tropieza delante de nosotros en un badén en cuatro tiempos (hace que se cae, vuelve a tropezar, se trastabilla y se mete un hostión de padre y muy señor mío). Oímos el golpe en Dolby. Luego dicen que aquí no hace falta ponerse casco, que se lo digan al pobre. Pensamos en parar un par de segundos pero, ya en serio, eso es lo peor que se puede hacer porque montaríamos un tapón con peores consecuencias que el hostión del señor.

J.L
. se queja de que vamos muy despacito y, subrepticiamente (por lo bajini, que se suele decir) va tensando la cuerda poquito a poco, como los maestros. En el segundo ya estamos en 4'37". En el tercero, por aquello de que no nos quejemos, mantiene. El cuarto y el quinto, muy similares. Vamos comentando alegremente "hay que ver cómo está el clima" "pues ha subido el petróleo" "mira ese qué hostia se ha dado", señal de que nos quedan balas en la recámara. El primer avituallamiento de agua en el km5 coincide con la ruptura del grupo. J.L. tensa la cuerda y empiezo a perderlos de vista. A. mira para atrás y le hago adiós con la manita porque se me están cargando los gemelos y sólo tengo estos y los del traje de las bodas.

Pierdo un poco de comba después de perderlos y O. me pasa, pasado el 6 (ahí tenéis dos claros ejemplos de redundancia, chavales). No hago ni esfuerzos por pillarlo porque sigo notando cargadas las canillas. Como mi principal objetivo es terminar, dejo a un lado forzar. Paso el 7 y el 8. El ecuador de un
a prueba es mi mejor momento, ya que las sumas pasan a ser restas. Cada vez queda menos. S. se ha quedado detrás, en un segundo plano, se le nota que ha llegado cargado de la bici de ayer.

Coincide el kilómetro 10 con un avituallamiento en cuesta arriba. No tengo sed pero cojo la botella y bebo, porque últimamente he leído que, de cara a los 42 y pico, o aprendes a correr y beber al mismo tiempo, o vas jodido. Me acerco la botella a la boca y me pringo entero. Bebo un par de sorbos y tiro la botella a un contenedor cercano, d
espués de mojarme el pelo y la cara. Hasta entonces no había pasado de 10 en una carrera en ruta y, si me descuido, en ningún entreno. A partir de entonces, las sensaciones serán nuevas, imagino.

No lo son: he regulado bastante bien el ritmo y llego bien de fuerzas. Compruebo los ritmos de los últimos kilómetros y veo que voy a llegar bastante más cerca de 1h10' que de 1h15', así que me olvido de forzar. En cada uno de los bulevares veo a A. y J.L., cuya cara ha adquirido la misma tonalidad que su maillot, y a O. un poco después, bastante bien.

Enfilo la recta final y s
uelto un pequeño sprint. 1h12' por el reloj de llegada, 1h10'42" según mi reloj. Objetivo cumplido. Me saluda M. , que, a diferencia de la semana pasada en el Paris, hoy no ha sufrido el síndrome del sapo (esto es, reventar). 1h09'.

Paso por un zig-zag de vallas, me siento a quitarme el chip y recojo mi bolsa del corredor. Tengo más hambre que los de Viven!, así que me como la naranja, la barrita energética y me bebo los 2 Aquarius (lata y botella) en un santiamén. La camiseta es técnica y Joma, eso sí, la talla, la que te toque, y el modelo (manga larga o corta) siguiendo las más elementales normas del azar. En mi caso, una de manga corta, roja y un poquito grande, pero la utilizaré. De todos modos, los organizadores ya lo advertían en un letrero a la entrada "Camisetas de manga larga y manga corta al 50%". Y no se referían a que estuvieran rebajadas.

Las Air Perseus que me regaló
H.B. en 2004 han servido a la patria tanto tiempo después (el refuerzo pronador me ha servido de bastante en el día de hoy). Noto un ligero dolor en el dedo índice del pie izquierdo, para mí que me he hecho daño en la uña. Asistimos a la entrega de trofeos y nos tomamos una cerveza rápida antes de regresar a casa. Compartimos foto final con J.L. y A. (ambos en 1h07') y me encuentro a O. (1h09') acompañado de su prole persiguiendo al pulpo de uno de los patrocinadores (cómo cambian los tiempos, Venancio, cómo cambian)

Llego a casa y me meto en la piltra. Salgo con palanca de lo cansado que estoy. Me miro la uña, que parece un anuncio del Pasaje del Terror. Lo que no mata, engorda.

Resumen de la semana: Unos 50 km repartidos en 5 días de entrenamie
nto. Esto comienza a ser preocupante, aunque todavía creo que estoy lejos de ponerme una bolsa de basura como chaleco antes de la salida. Y por muchos años...

MP3 - Tsunami, Manic Street Preachers
AVI - La Mala Educaci
ón, Pedro Almodóvar


domingo, 14 de enero de 2007

Un cross a la Europea, o sea


El pasado sábado debuté en el cross de la Universidad Europea de Madrid. Un cross es una carrera en la que los organizadores no han conseguido que la policía corte el tráfico de las calles de la ciudad y, para no tener que suspender la carrera, han tirado por la calle del medio. En este caso la calle del medio es el camino de cabras más cercano a la zona de salida. Un cross aumenta su valor de manera directamente proporcional a los grados de pendiente de sus cuestas (ascendentes) y a los centímetros de barro que pueda alojar en las trialeras por las que hacen pasar a los corredores (con lo sencillo que sería ir por lo seco).

El de la Europea es un cross que forma parte del Campeonato Universitario de Madrid. Algunas de las pruebas permiten correr a todo tipo de participantes, sean o no estudiantes. De mi paso por la facultad hemos de señalar que soy más recordado por los camareros de la cafetería que por el claustro de profesores. Junto a la orla, el único título del que dispongo es el del 3º Torneo de Mus.

Volvamos a la carrera (pedestre, no universitaria). El sábado se despertó luminoso y, después de un breve paseo en coche, llegamos al campus de la Europea. La salida está ubicada junto a la facultad de Educación Física y Deportes, en la pista de atletismo de reciente construcción. Parafraseando a J&B días antes: "En la primera maqueta de la facultad aparecía la pista, pero, cuando te asomabas, sólo veías un agujero de tierra". Cuando la vi en obras, con las máquinas, restos de escombros y las líneas sin pintar, pensé en elecciones, políticos y obras de inauguración: "Podrían haberlo atrasado y al menos le hubieran dado una mano de Titanlux, que la pista así queda muy sosa" comentaba alguno.

Llegué con un cuarto de hora a la salida de las chicas. Aproveché para saludar a P.F. y a J&B, que estaban prestando zapatillas a la gente en la prueba de producto de Nike. De hecho, me aconsejaron que aparcara mis Pegasus 05 y me animara a usar las Air Zoom Vomero. "Que no", repuse. "Venga, tontorrón, que te van a ir bien". "¿Por qué?"; "porque tienen más amortiguación que las tuyas, te van a reforzar cuando pronas, porque pronas, aunque tú digas que supinas, y porque lo digo yo que de esto sé". Me convencen y me calzo las Vomero del 10. Cuando dejo mis Pegasus en la carpa veo que me miran como se mira a quien ha prescindido de sus servicios: con tristeza y un puntito de rencor. "Tranquilas, que volveré". "Eso sé lo dirás a todas".

Llega S. 5 minutos antes de que dé de la salida de las chicas y nos ponemos a calentar. Va a calibrar el Nike+, aprovechando los 400 metros de la pista. Le explico que para que el cacharro funcione correctamente ha de calibrarlo a un ritmo cómodo y continuo. "Vale". Me pongo a calentar con él y hacemos la vuelta a ritmo de 3'30". "Creo que me he pasado" me dice. Mira a su derecha y tiene que esperarme a que llegue porque me he dejado los pulmones en contrameta.

Salen las chicas. Las primeras tienen buen nivel (atlético); las del medio, muy buen nivel (físico), y, en general, se respira un altísimo nivel (económico). Sus novios y demás calaña las jalean mientras nosotros estiramos, risa va, risa viene.

Llegan las chicas después de dar una vuelta al circuito y nos preparamos para lo bueno. Bajamos a la pista después de ser retratados por J&B y nos colocamos cerquita del arco. ¡Pum!, marica el último. Volvemos a salir a lo loco para adelantar posiciones hasta llegar a un punto en el que corramos tranquilos. S. me dice que hacemos el primer mil en 4, así que bajo el ritmo porque al día siguiente tengo que hacer 15 kilómetros en Tres Cantos. Paso el 2 en 9'06", después de una cuestecita en monte bastante interesante. Después, un par de kilómetros de baja (más) y sube (menos). Llegamos al 4 y aparece una cuesta arriba de plantearse seriamente por qué no han hecho el recorrido en sentido inverso los organizadores. Resoplo pensando que todavía queda una vuelta.

La segunda vuelta se me hace algo más monótona. Me limito a seguir un ritmo cómodo para acabar tranquilo. El sendero es algo estrechito, por lo que cuesta adelantar y que te adelanten. En este caso y, como los hombres carecemos de ojos en el cogote, el proceso se efectúa en dos tiempos: en el primero, uno escucha un jadeo intermitente detrás suyo, que, progresivamente, se escucha más cercano y con mayor frecuencia (esto es conocido como el efecto locomotora, el chu-cu-chú del tren o soplanucas). En el segundo, justo cuando uno empieza a notar el efecto del fuelle sobre el cogote, se ha de echar a la cuneta en el menor tiempo posible para evitar el gargajo inminente. Es en ese momento en el que el tren nos adelanta y se marcha. En este caso, no hay que sentirse tristes por haber dejado pasar el tren, pues en escasos dos minutos vuelve a hacer su aparición el soplanucas). Y así sucesivamente.


Mientras ya hemos llegado al kilómetro 7. Segunda vuelta al circuito completada y giro a izquierda para volver a entrar al campus y completar el circuito, que tiene lugar dentro del término urbano de Villaviciosa. Yo me pregunto, ¿cuál será el gentilicio de los de Villaviciosa? ¿viciosos, villanos?). Me siento bien, pero no me apetece esprintar (hay que guardar fuerzas para Tres Cantos). Cruzo la línea de meta para la fotito que me hace J&B y un tío con una pistola me apunta al pecho. Levanto los brazos, acojonado (¿las pistolas en las carreras no eran para dar la salida?) y el tío dispara un infrarrojo al código de barras del dorsal. "¿Estoy de rebajas, o qué?" me pregunto. El tipo me dice "acércate y pide el tícket. Avanzo en la cola y un tío me da un papelito. "Esto tiene que ser mi valor en el mercado, tiembla, Mostaza". Pues no. Es la clasificación. 36 minutos y pico, una media de 4'36" en los 8 kilómetros del recorrido y muy buenas sensaciones.

Una botella de Aquarius cola (un clásico de las carreras populares), un chupito de Herbalife (que sabe a mala hierba, sinceramente), un trozo de barrita energética (que me recuerda a turrón de chocolate Suchard) y la bolsita. La bolsita está muy currada, con un protege-ampollas de Compeed, un pack frío, un gel de masaje, unas galletas de avena y, cómo no, la camiseta de algodón. Una vez terminada la prueba se celebra un picoteo al que llegamos cuando quedan un par de canapés en proceso de descomposición y botellas de agua. Nos despedimos de P.F. y J&B con un abrazo y hasta más ver (la semana que viene es el cross de la UCJC).

¿Las V
omero? Bien, gracias, me fueron genial. Sólo noté que se me durmió un poco el dedo gordo del pie derecho en ciertos tramos, cosa que achaco a llevar un número algo pequeño.

Nos vemos en los bares.

MP3 - La Copa de Europa (Los Planetas)
AVI -
Los Simuladores (Cuatro)